Noche
En mi cama
permanezco despierto
detrás de una valla empalizada
de mantas y almohadas.
Con los ojos bien abiertos
acecho criaturas susurrantes,
que huyen de la luz del día,
oscuras mellizas de mis pensamientos.
Con los brazos estirados
busco a tientas lo fiable
y no me encuentro ni a mí mismo.
En mi cabeza sólo traquetea un remolino de plegarias
regulares, incomprensibles, desquiciadas,
y rezo por una tregua
entre la noche y el día,
por unos granos de arena de Morfeo en los ojos
y por la primera luz de la mañana.
Comentarios
Publicar un comentario