Algunos dicen que es necesario haber nacido para triunfar. Cuanto más lo pienso, más de acuerdo estoy. La decepción de no pertenecer a los elegidos la he superado desde hace mucho tiempo, pero no me siento capaz de soportar otra derrota.
Si logro triunfar al final no estaré allí. Eso está más que claro. No se requirió mi presencia en la final, los actores serán otros. Ellos tratarán con todas sus fuerzas de alcanzar mi meta.
Pronto llegará el final. Mi papel habrá terminado entonces y podré irme. En resumen: sólo habrá ganadores y perdedores. No importa quiénes sean los primeros. En definitiva son los perdedores los que importan, y rezo porque sean aquellos que lo merecen.
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