Las palabras no sólo sirven para
expresar las emociones, también ayudan a distanciarnos de éstas. Pueden ser una
valiosa red de seguridad, que protege el corazón de una excesiva exposición,
salvaguardando los verdaderos sentimientos, protegiéndolos de una efusiva
sinceridad. También pueden ser malinterpretadas, infligiendo heridas al
formular en la mente del otro una falsa impresión. A veces, hay cosas que es
mejor callarse.
A veces deberíamos esforzarnos más por conservar a quienes nos quieren. ¿Piensas alguna vez en cuántas personas conocemos a lo largo de nuestras vidas? Formamos amistades, nos enamoramos, se rompen nuestros corazones, relaciones terminan, se crean distancias. Viajamos, cambiamos de dirección, cambiamos nuestras formas de pensar, desarrollamos sentimientos, perdemos interés, un ciclo continuo de amor y pérdida en formas distintas. Es la forma humana. Los términos de relaciones, de cualquier ámbito, pueden ser brutales y cambiar tu vida, sí. Pero también hay relaciones que se pierden sin decir una sola palabra. Tal como dice Koty Neelis, son las amistades que has tenido por años con personas y que eventualmente llegan a un alto. No te das cuenta de que se han ido hasta que un día despiertas y recuerdas un momento agradable, y de repente te das cuenta de que no puedes recordar cuándo fue la última vez que hablaste con esa persona sobre algo significativo. A veces pienso sobre el por...
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