La mayoría de la gente considera secretos los que no lo son en realidad. Los misterios, por ejemplo, no son secretos, Tampoco lo son los hechos poco conocidos ni las verdades olvidadas. Un secreto es un conocimiento cierto activamente ocultado.
Existen dos tipos de secretos: Secretos de la boca, y secretos del corazón.
La mayoría de los secretos son secretos de la boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Estos secretos ansían liberarse por el mundo. Un secreto de la boca es como una china en el zapato: al principio apenas la notas, luego se vuelve molesta, y finalmente, insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto más los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan por que los liberes.
Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, esconderlos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón y cuanto más se los guarda, más pesados se vuelven.
Es mejor tener la boca llena de veneno que un secreto del corazón. Cualquiera sabe escupir el veneno, pero nosotros guardamos esos tesoros dolorosos. Tragamos para contenerlos todos los días, y los obligamos a permanecer en lo más profundo de nosotros. Allí se quedan, volviéndose cada vez más pesados, enconándose. Con el tiepo, no pueden evitar aplastar el corazón que lo contiene.
Existen dos tipos de secretos: Secretos de la boca, y secretos del corazón.
La mayoría de los secretos son secretos de la boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Estos secretos ansían liberarse por el mundo. Un secreto de la boca es como una china en el zapato: al principio apenas la notas, luego se vuelve molesta, y finalmente, insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto más los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan por que los liberes.
Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, esconderlos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón y cuanto más se los guarda, más pesados se vuelven.
Es mejor tener la boca llena de veneno que un secreto del corazón. Cualquiera sabe escupir el veneno, pero nosotros guardamos esos tesoros dolorosos. Tragamos para contenerlos todos los días, y los obligamos a permanecer en lo más profundo de nosotros. Allí se quedan, volviéndose cada vez más pesados, enconándose. Con el tiepo, no pueden evitar aplastar el corazón que lo contiene.
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