Creo que ya sé la razón por la que no
escribo tan a menudo en mi “diario”: Cada vez que voy a escribir algo, me da por leerme
las páginas antes escritas. Y claro, recuerdo.
Acabo de darme cuenta que recordar es
un arma de doble filo: lo mismo te arranca una sonrisa, que te arranca un
trocito de corazón al recordar los malos momentos que tanto te afectaron. Es
por eso por lo que, tras pasar las páginas de mi cuaderno, lo cierro y prefiero
no escribir. Aunque acabo escribiendo por aquí.
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